Lesión de menisco: Síntomas, Causas, Diagnóstico y Tratamiento
La lesión meniscal es uno de los trastornos más comunes de la rodilla: ¿qué es esta patología, cómo se manifiesta, cómo se puede prevenir, cómo se diagnostica?
Definición de lesión de menisco
La rodilla es la articulación más grande del cuerpo, ya que asegura la unión entre los huesos de la tibia, la rótula y el fémur.
Se compone de 2 articulaciones: la patelofemoral, entre el fémur y la rótula, y la femorotibial, entre el fémur y la tibia. Su estabilidad está garantizada por los ligamentos lateral y cruzado, así como por las aletas rotulianas.
En cuanto a los meniscos (interno y externo), están situados a cada lado de la rótula. Son tejidos fibro-cartilaginosos en forma de media luna que estabilizan, amortiguan y lubrican la articulación de la rodilla. En particular, impiden que se salga de su eje.
Los meniscos de la rodilla pueden dañarse durante un traumatismo violento, pero también durante microtraumatismos repetidos, en particular en caso de una actividad deportiva con fuerte impacto articular (carrera, fútbol, rugby, etc.). Hay que tener en cuenta que el menisco externo se daña con menos frecuencia que el interno.
El envejecimiento también es un factor, ya que el menisco puede agrietarse gradualmente con los años. Este tipo de lesiones son también muy a menudo el signo del comienzo de la artrosis de rodilla.
Estas lesiones de menisco pueden adoptar la forma de una degeneración o una fisura, y pueden ser estables o inestables. Provocan dolor, bloqueos, hinchazón de la articulación y una impresión de inestabilidad de la rodilla.
Al estar mal vascularizados, los meniscos se curan mal. Tras el tratamiento médico para aliviar el dolor, el tratamiento de este tipo de lesión es casi siempre quirúrgico; puede ser una meniscectomía (extirpación total o parcial del menisco mediante artroscopia) o una sutura del menisco. Esta operación se completa con una rehabilitación de la rodilla con un fisioterapeuta, para recuperar la movilidad de la articulación.
Después de la operación, es posible reanudar rápidamente las actividades cotidianas, siempre que se eviten las sentadillas, los movimientos de torsión de la rodilla y los saltos. La reanudación de la actividad deportiva es posible en un plazo de 4 a 6 semanas después de una meniscectomía, y en un plazo de 4 meses después de una reparación meniscal. En cuanto a la duración de la baja laboral, depende de la profesión, la edad, el menisco afectado y el tipo de lesión, así como del tratamiento elegido: varía de 10 a 70 días de media, y será evaluada por el médico tratante.
Sin embargo, cuando las lesiones de menisco son muy pequeñas, a veces es posible beneficiarse de un tratamiento conservador.
En todos los casos, se recomienda encarecidamente dejar la actividad o el deporte en cuestión para no agravar la patología. Descansar la rodilla, evitar apoyarse en la pierna dolorida y aplicar una bolsa de hielo en la zona dolorida ayudará a aliviar el dolor, mientras se espera la consulta con el médico. En caso de una fuerte reacción inflamatoria, las inyecciones de corticoides en la articulación ayudarán a aliviarla.
Causas y factores de riesgo de las lesiones de menisco
Las lesiones de menisco se producen bajo el efecto de apremios brutales o repetidos, en el momento de un traumatismo que tuerce la rodilla (como un esguince en un accidente de esquí), o en el momento de flexiones anormales de la rodilla.
En algunos casos, una subida repentina desde una posición prolongada en cuclillas puede provocar una lesión de menisco, especialmente en el caso de profesiones que favorecen este tipo de posición (por ejemplo, albañil).
Además de las razones mencionadas, los meniscos también están sometidos a microtraumatismos repetidos, durante los gestos de la vida diaria: esto conduce a su desgaste progresivo, con la aparición de lesiones degenerativas.
Los factores de riesgo para desarrollar una lesión de menisco son el genu varum (piernas arqueadas) y el genu valgum (piernas en forma de X).
Lesión de menisco: síntomas
Los síntomas de la lesión de menisco suelen ser descritos por los pacientes de la siguiente manera
- Déficit de extensión de la rodilla, con la imposibilidad de que el paciente extienda completamente la rodilla;
- Dolor localizado en el lado de la rodilla y en el hueco poplíteo, a veces irradiado al muslo;
- Dolor intenso al extender la rodilla;
- Hinchazón de la articulación de la rodilla;
- Rigidez y pseudobloqueo de la rodilla.
Estos síntomas, persistentes, dificultan enormemente la vida diaria del paciente.
Prevención de lesiones de menisco
Para prevenir las lesiones de menisco, se recomienda evitar estar agachado, así como los deportes que requieren cambios rápidos de dirección (fútbol, tenis, etc.).
Fortalecer los músculos del muslo puede reducir el riesgo de desarrollar este tipo de lesión.
Muchos casos de lesiones de menisco no pueden evitarse, pero una técnica de entrenamiento adecuada reduce significativamente la probabilidad de que se produzcan estas lesiones.
¿Cuál es el diagnóstico de una lesión meniscal?
Examen clínico
Para diagnosticar una posible lesión de menisco, el médico procederá a un interrogatorio detallado para determinar la causa del dolor (falso movimiento, dolor de uso calmado en reposo, etc.). A continuación, hará un examen clínico de la rodilla, evaluando su movilidad, signos de derrame, hinchazón o edema. La palpación de la rodilla en flexión de 90° le permitirá poner de manifiesto un dolor puntual. Otras pruebas clínicas también revelarán una lesión de menisco: la maniobra Mac Murray, Apley o Genety.
Prueba(s) de imagen: lesión de menisco por resonancia magnética
El diagnóstico de lesión de menisco debe confirmarse mediante una radiografía de la articulación de la rodilla. Esto se hace generalmente con la pierna apoyada a 30° de flexión, y permitirá buscar posibles daños óseos asociados (fractura, osteocondritis, artrosis, etc.).
Para confirmar el diagnóstico de una lesión de menisco, el médico también puede utilizar la resonancia magnética. Este examen de alto rendimiento permite describir con precisión los estadios de la lesión del menisco y orientar al paciente hacia el tratamiento adecuado.
Lesión de menisco: tratamiento
En la fase inicial, pueden prescribirse analgésicos y antiinflamatorios, junto con un plan de fisioterapia adecuado. Aunque no tratan la lesión meniscal, pueden aliviar el dolor y mejorar la función del paciente.
El tratamiento conservador suele ser insuficiente, y la artroscopia de rodilla está indicada para la extirpación de la parte lesionada (meniscectomía) o su reparación (sutura del menisco).
Las opciones de tratamiento de las lesiones de menisco incluyen el tratamiento no quirúrgico, la extirpación parcial del menisco o su reparación. Más recientemente, el trasplante de menisco se ha convertido en una opción de tratamiento en algunos centros de todo el mundo.
Las indicaciones para el tratamiento no quirúrgico incluyen las lesiones estables, las lesiones de espesor parcial, las lesiones degenerativas asintomáticas o aquellas cuyos síntomas son bien tolerados por el paciente.
El tratamiento quirúrgico de las lesiones meniscales está indicado en situaciones de síntomas persistentes tras el tratamiento conservador, dolor persistente o bloqueo articular.
El tratamiento conservador incluye la reducción o limitación de las actividades deportivas, el uso de medicamentos analgésicos y antiinflamatorios y la fisioterapia.
Cuando la lesión es pequeña y se produce en la porción externa del menisco, no es necesaria la cirugía.
El protocolo RICE (Reposo, Hielo, Compresión, Elevación) es útil en estos casos. Es esencial que descanses de la actividad que causó la lesión y puede ser importante utilizar muletas para reducir el peso de la pierna. El hielo aplicado durante 20 minutos seguidos, varias veces al día, es una buena ayuda. El hielo no debe aplicarse directamente sobre la piel. La compresión reduce la hinchazón y puede obtenerse a través del uso de una rodillera ortopédica. Elevar la pierna por encima del nivel del corazón también reduce la hinchazón.
- Los antiinflamatorios combaten el dolor y la inflamación.
- La cirugía dependerá del tipo, el tamaño y la localización de la lesión de menisco.
- El tercio externo del menisco está muy vascularizado y, por tanto, se cura más fácilmente.
- Los dos tercios interiores están mal irrigados, lo que dificulta la curación y hace más necesaria la cirugía.
- Además de la localización de la lesión, hay que tener en cuenta la edad, el nivel de actividad y la presencia de otras lesiones.
- La cirugía puede realizarse por artroscopia, haciendo pequeñas incisiones.
- Tras la operación, es esencial la inmovilización de la rodilla, a través de una ortesis, seguida de un programa de rehabilitación con ejercicios para mejorar la fuerza y la movilidad de la rodilla.
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